El presidente de Rusia, Vladímir Putin, y su par de Venezuela, Nicolás Maduro, mantuvieron un diálogo telefónico, donde abordaron diversos temas y se manifestaron su apoyo mutuo.
«El presidente Vladímir Putin expresó todo su apoyo y respaldo multidimensional en la defensa de la soberanía y en pos del desarrollo de Venezuela», afirmó la Cancillería venezolana a través de un comunicado.
En el texto, no se hace mención explícita a Colombia ni tampoco a Estados Unidos, que suele respaldar el accionar fronterizo colombiano, al que Maduro suele tildar de hostil y que ya causó numerosos incidentes entre ambos países que no tienen relaciones diplomáticas desde 2010.
Por su parte, Maduro expresó a Putin su solidaridad con Rusia y su repudio ante «las campañas de provocaciones y manipulaciones» en su contra.
Asimismo, el mandatario de Venezuela fue invitado a visitar Rusia con el objetivo de que ambos países profundicen su cooperación.
Por el momento, las autoridades venezolanas no confirmaron si Maduro o alguno de sus altos representantes viajará a Moscú este año.
Horas antes, el canciller venezolano, Félix Plasencia, acusó a la vicepresidenta y ministra de Relaciones Exteriores de Colombia, Marta Lucía Ramírez, de utilizar el sufrimiento de los inmigrantes de su país para manipular a la opinión pública, y abrió otro capítulo de tensión entre ambos países.
«Le exigimos que se abstenga de manipular con el dolor de una familia venezolana. Si tanto le preocupa el bienestar de nuestros conciudadanos, dejen de amparar en su territorio a quienes han apostado por la destrucción de Venezuela para hacerse con los recursos de nuestro pueblo», embistió el funcionario en Twitter.
Esta reacción surgió luego de que Ramírez publicara en la misma red social un mensaje en referencia a la muerte de una niña venezolana cuando intentaba cruzar junto a sus familiares la frontera de México hacia Estados Unidos.
Plasencia aseguró que al Gobierno de Colombia no le duele la situación que enfrentan los venezolanos.
Maduro sostuvo que el incremento de la inmigración es una consecuencia directa del aumento de sanciones por parte de Estados Unidos.
Ambos países, frecuentemente enfrascados en disputas e incidentes, no tienen relaciones diplomáticas desde que el 22 de julio de 2010 el entonces mandatario venezolano Hugo Chávez, luego fallecido, decidió romper el vínculo bilateral.